
Existe creciente evidencia científica de que la contaminación del aire incrementa el riesgo de agravamiento de la enfermedad COVID-19, y continúa como tema de investigación, con el objeto de generar las mejores medidas de prevención, expresó el director del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Juan Rivera Dommarco, durante la teleconferencia “Los factores ambientales en la epidemia de COVID-19”.
En su intervención, el director de Salud Ambiental del INSP, Horacio Riojas Rodríguez, dijo que la contaminación del aire produce una vulnerabilidad más alta a las infecciones bacterianas y virales, lo que puede influir en la progresión del brote de COVID-19 al aumentar la susceptibilidad del huésped a la infección vírica.
Mencionó que la incidencia y el riesgo de morbilidad y mortalidad por COVID-19 se incrementan con la exposición crónica y aguda de la contaminación del aire, particularmente a material particulado (PM2.5, PM10) y dióxido de nitrógeno.
Subrayó que es fundamental avanzar más que nunca en mejorar la calidad del aire de las ciudades, pues los contaminantes causan efectos en la salud de las personas, además de dañar la vegetación y los cultivos, representando costos económicos elevados.
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