Donald Trump se convirtió el jueves en el primer expresidente estadunidense en ser declarado culpable de delitos graves, luego de que un jurado de Nueva York determinó que era culpable de los 34 cargos relacionados con un plan para influir ilegalmente en las elecciones de 2016 mediante pagos para comprar el silencio de una actriz porno que dijo que había tenido relaciones sexuales con Trump.
Los miembros del jurado llegaron a su decisión tras deliberar durante 9,5 horas. Trump permaneció impávido mientras se leía el veredicto, pero hasta el 15to piso del tribunal se podían escuchar las reacciones de los simpatizantes y detractores reunidos en la calle.
Ha sido un juicio amañado y vergonzoso”, dijo Trump a reporteros tras abandonar la sala del tribunal. “El verdadero veredicto lo dará el pueblo el 5 de noviembre. Ellos saben lo que pasó y todo el mundo sabe lo que pasó aquí”.
El juez Juan Merchan programó la audiencia de sentencia para el 11 de julio, apenas días antes de la Convención Nacional Republicana a celebrarse en Milwaukee, donde los líderes del Partido Republicano —que expresaron un firme apoyo después del veredicto— tienen previsto formalizar su candidatura presidencial.
El veredicto expone a Trump a un posible tiempo en prisión en la ciudad donde sus manipulaciones de la prensa sensacionalista ayudaron a catapultarlo de magnate inmobiliario a estrella de televisión y, finalmente, a presidente. También pone a prueba una vez más la disposición de los votantes a aceptar el comportamiento transgresor de Trump en un año en que intenta volver a la Casa Blanca.
Se prevé que Trump apele rápidamente el veredicto, y enfrentará una extraña dinámica mientras busca retomar su campaña con el veredicto de culpable a cuestas. Por el momento no hay actos de campaña en su agenda, aunque el jueves viajó a una recaudación de fondos en Manhattan prevista antes del veredicto, según tres personas familiarizadas con sus planes que no estaban autorizadas a hablar públicamente. La campaña de Trump aprovechó el veredicto para recaudar fondos, incluyendo un mensaje que lo llamaba “preso político”.
La falsificación de registros financieros conlleva una pena de hasta cuatro años en prisión, aunque el fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg no reveló el jueves si los fiscales tienen la intención de pedir que el exmandatario pase tiempo en la cárcel, y no está claro si el juez —quien durante el juicio amenazó con encarcelar a Trump por desacato— impondría la pena incluso si le fuera solicitada.
Ni la declaración de culpabilidad, ni un posible encarcelamiento, impedirían que Trump continúe con sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca.
Trump enfrenta otros tres procesos penales por delitos graves, pero el de Nueva York podría ser el único que concluya antes de las elecciones de noviembre, lo que se suma a la importancia del veredicto. Aunque las implicaciones legales e históricas del caso son evidentes, las consecuencias políticas no lo son tanto, tomando en cuenta la posibilidad de reforzar, en lugar de modificar, las opiniones divididas que ya se tienen sobre Trump.
Para cualquier otro candidato en cualquier otro momento, una condena penal habría significado el fin de sus aspiraciones presidenciales, pero la carrera política de Trump ha resistido dos juicios políticos, señalamientos de abuso sexual, investigaciones que van desde posibles nexos con Rusia hasta planes para anular una elección, e historias personales obscenas, incluida una grabación en la que se jactaba de tocar a las mujeres en los genitales.
Además, los votantes conocen las acusaciones generales de este caso desde hace años, y aunque vergonzosas, son consideradas por muchos como menos graves que los señalamientos que enfrenta en los otros tres casos, en los que se le acusa de socavar a la democracia estadounidense y manejo indebido de secretos de seguridad nacional.
Antes de que se diera a conocer el veredicto, la campaña de Trump había argumentado que, sin importar la decisión del jurado, era poco probable que el resultado influyera en los votantes y que la elección se decidiría por temas como la inflación.
No obstante, es probable que el veredicto le dé al presidente Joe Biden y a otros demócratas margen para reforzar sus argumentos de que Trump no es apto para ejercer el cargo, aunque por el momento la Casa Blanca sólo ha dado a conocer un discreto comunicado en el que señaló que el fallo respetó el Estado de derecho.
En cambio, la decisión le dará más argumentos al virtual candidato republicano para impulsar sus afirmaciones infundadas de que es víctima de un sistema de justicia penal que, insiste, tiene motivaciones políticas en su contra.
Trump sostuvo a lo largo del juicio que no había hecho nada malo y que el caso jamás debió llegar a juicio, arremetiendo contra el proceso desde el interior del tribunal —donde estuvo acompañado por una procesión de importantes aliados republicanos— y acumulando multas por violar una orden que le prohibía criticar fuera de la sala a testigos, fiscales y al juez.
Los republicanos no dieron señales de abandonar al líder de su partido. El presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson lamentó lo que calificó como “un día vergonzoso en la historia estadounidense”. Se refirió al caso como “un ejercicio meramente político y no legal”.
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