En Hollywood no todo es glamour , para muestra se encuentra la trágica historia de TAYLOR ARMSTRONG
En las redes sociales aparecen memes de donde menos te lo esperas. Uno de los rostros que no tarda en hacer acto de presencia cuando toca hacer broma es el de Taylor Armstrong. Muchos quizás la conozcan como la mujer que llora como una condenada mientras apunta con el dedo a alguien en mitad de una discusión. Y, mientras la imagen pertenece a un reality muy frívolo, su historia real merece ser explicada porque es una historia de violencia, de dolor y de muerte.
Nacida en junio de 1971, Taylor Armstrong se presentaba en The Real Housewives of Beverly Hills como una ama de casa muy pija, de esas cuyos únicos placeres en la vida consisten en dejarse dinero en las tiendas de ropa y tratamientos de belleza prohibitivos (que incluyen bisturí e inyecciones). En esta serie-reality sobre mujeres adineradas de Los Angeles, ella encajaba como amiga de Kyle Richards, una de las tías de Paris Hilton, y como esposa de Russell Armstrong, un tiburón de las finanzas. Pero su enorme sonrisa ocultaba un secreto: el calvario que vivía en casa y que terminaría con su marido ahorcado.
«La enorme sonrisa que exhibía en fiestas ocultaba el calvario que vivía en casa y que terminaría con su marido ahorcado«
Los productores no podían ser conscientes de esta realidad. Taylor Armstrong vivía una doble vida: una en la casa del terror que era su mansión y otra delante de las cámaras. Por ejemplo, en la primera temporada emitida en 2010 desfilaba por fiestas y protagonizaba roces con el resto de mujeres del programa entre las que se encontraban empresarias importantes de Los Angeles como Lisa Vanderpump y Adrienne Maloof y otras más vinculadas con el mundo de Hollywood como Camille Grammer (por entonces mujer de Kelsey Grammer, el eterno Frasier), Kyle Richards o su hermana Kim (otra tía de Paris Hilton, esta conocida por haber sido una actriz infantil de éxito en la televisión de los setenta).
Sin embargo, ella tenía su conflicto personal que se destaparía como una tortura. Cuando había cámaras delante, siempre dejaba caer que las chicas no aceptaban a su marido, que era un hombre no excesivamente sociable. Les reprochaba que no le hicieran el favor de incluir más a Russell: ella intentaba sacar a flote su matrimonio y sus amigas no ayudaban. Le vendía como un hombre difícil y, antes de emitirse la segunda temporada (que ya habían rodado), Russell se quitó la vida. Aquí la cabecera del reality durante la segunda temporada:
De repente, el reality cobró una nueva dimensión. Russell Armstrong no era un hombre difícil: era un maltratador. Russell Armstrong no era un inversor de éxito: era un empresario en bancarrota con acusaciones de fraude y robo por parte de su socio. Y, de repente, los nuevos episodios de The Real Housewives of Beverly Hills contaban otra historia: no era la de una mujer esforzándose para salvar su matrimonio por el bien de su hija sino la de una persona que no sabía salir de un espiral de abuso.
Era inesperado porque, además, Armstrong en esa época participaba en fundaciones benéficas contra la violencia en el hogar porque, según explicaba, ella había sido sufrido este mal social en sus carnes. Con estas actividades filantrópicas, cualquiera podía pensar que se trataba de su pasado, no de su presente.
Esta situación se destapó en una reunión para tomar el té con galletas a las cinco de la tarde durante la segunda temporada. Armstrong, visiblemente ebria, hacía acto de presencia en casa de Vanderpump. Tras verter acusaciones sobre el mal trato que dispensaban esas amistades a su marido, Camille Grammer amenazó a Taylor con revelar la verdad sobre el matrimonio: “Vigila lo que dices porque todas lo único que queremos es protegerte”.
Estaba harta de quedar como una víbora con Russell en televisión cuando su amiga les contaba otra versión muy distinta cuando las cámaras estaban apagadas. Y la verdad salió a la luz. “Porque no decimos que te pega. Porque no decimos que te rompió la mandíbula. O que te da palizas”, reveló Camille Grammer. En otro episodio, Taylor Armstrong, visiblemente ebria, protagonizaba el momento del dedo en pleno estallido de desesperación.
Estas imágenes se rodaron meses antes del suicidio de Russell Armstrong en agosto de 2011, que era consciente de que sus trapos sucios saldrían a la luz, tanto las agresiones a su mujer como que se había arruinado y que podía acabar en la cárcel por fraude, y en pleno proceso de divorcio. El programa grabó un especial donde se ausentó Taylor Armstrong. Sí estuvo una temporada más en el reality: quiso exponer cómo sobrevivía una víctima de la violencia de género cuando lo perdía todo (destacó que, tras enfrentarse a la demanda interpuesta por los socios de su marido, le habían embargado hasta los bolsos de marca). Poco después, se alejó de los focos y se mudó de Los Angeles.
En 2012 publicó unas memorias donde contó en primera persona todo su proceso (Hiding from Reality: My Story of Love, Loss, and Finding the Courage Within) y en 2014 encontró el amor y una relación sentimental sana con John Bluher, un abogado. Mientras que no se distanció del todo del reality y de la vida pública (hizo cameos en el programa y también apareció en otro reality sobre operaciones de cirugía plástica), lleva desaparecida del primer plano desde 2016.
Detrás de este meme descontextualizado, había una historia que merecía ser explicada. Y es que, por más que los realities parezcan rodajes de vidas falsas y guionizadas, a veces la verdad se cuela en la pantalla, incluso algunas tan tristes y dolorosas como la de Taylor Armstrong.
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