El presidente estadunidense, Donald Trump, y el líder chino, Xi Jinping, acordaron continuar las conversaciones entre ambos países para resolver las diferencias sobre los aranceles que han afectado a la economía mundial, según resúmenes sobre su conversación telefónica de este jueves.
«Ya no debería haber dudas sobre la complejidad de los productos de tierras raras», escribió Trump en redes sociales. «Nuestros respectivos equipos se reunirán próximamente en un lugar por determinar».
«La conversación se centró casi por completo en el COMERCIO. No se habló nada relativo a Rusia/Ucrania, o Irán», escribió Trump en las redes sociales.
A su vez, el presidente chino, Xi Jinping, instó a Donald Trump, que lanzó una ofensiva comercial contra Pekín, a «corregir el rumbo» de las relaciones bilaterales, en una llamada telefónica que el mandatario estadunidense valoró positivamente.
La llamada, la primera anunciada públicamente desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero, se produjo después de que Pekín y Washington se acusaran mutuamente de poner en peligro un acuerdo de tregua sellado en Ginebra el mes pasado.
«Corregir el rumbo del gran barco de las relaciones chino-estadunidenses requiere que lo gobernemos bien y que establezcamos su dirección, sobre todo para eliminar todo tipo de interferencia e incluso destrucción», declaró el jefe de Estado chino, según unas citas reproducidas por la agencia estatal de noticias Xinhua.
Además, se declaró abierto a que su par estadunidense visite China.
Por otro lado, Xi Jinping pidió a Donald Trump que tratara la cuestión de Taiwán «con cautela» para evitar un «conflicto», según la misma fuente.
También llamó a Washington a «retirar las medidas negativas tomadas contra China».
El presidente estadunidense, por su parte, aseguró que la conversación, que duró cerca de hora y media, acabó con una «conclusión muy positiva».
Cambio de tono
Donald Trump anunció su red social Truth Social que sus equipos comerciales y los de Xi Jinping se reunirán «pronto» para hablar sobre los aranceles, en un lugar aún por definir. Según él, «no deberían» quedar flecos sueltos sobre el acceso a las tierras raras chinas, un escollo importante en las relaciones entre ambos países.
El presidente estadunidense, que confirmó que Xi lo había «amablemente» invitado a viajar a China junto a su esposa, Melania, subrayó que él le correspondió y también invitó a Xi a Estados Unidos.
El tono del imprevisible multimillonario republicano cambió radicalmente respecto a sus furibundos comentarios de la semana pasada, cuando acusó a Pekín de no respetar el acuerdo de tregua comercial negociado en mayo.
Los dos mandatarios hablaron «a petición» de Donald Trump, indicó Xinhua.
La cuestión de quién está en posición de fuerza, si Estados Unidos o China, es altamente sensible para el presidente norteamericano que, según señalan en tono burlón sus oponentes demócratas, tuvo que dar marcha atrás varias veces en la guerra arancelaria.
Estudiantes y fentanilo
Pero las disputas entre Pekín y Washington van mucho más allá del comercio.
Las dos superpotencias también están enfrentadas por el trato dado a los estudiantes chinos inscritos en universidades estadunidenses; el tráfico del fentanilo, las relaciones con Taiwán, la alta tecnología o las tensiones en el mar de China meridional.
El acuerdo alcanzado en Ginebra prevé una pausa de 90 días y permitió poner freno a una escalada arancelaria que llevó a Pekín a imponer tarifas aduaneras de 125 por ciento a los productos estadunidenses; y Washington, tasas de 145 por ciento a los bienes chinos.
Pekín y Washington habían aceptado reducir provisionalmente sus recargas aduaneros a 30 y a 10 por ciento, respectivamente.
El miércoles, Trump afirmó en Truth Social que le «agrada» Xi Jinping, pero que es «extremadamente difícil hacer un trato con él».
Según el diario estadunidense Wall Street Journal, el enfado se debía a la lentitud de China para otorgar nuevas licencias de exportación de tierras raras y otros componentes necesarios para semiconductores y automóviles.
Por otro lado, un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Lin Jian, prometió este jueves «defender firmemente los derechos e intereses legítimos» de los estudiantes chinos, después de que Donald Trump decidiera prohibir emitir visados para los extranjeros que debían comenzar sus estudios en Harvard.
Actualmente hay unos mil 300 estudiantes chinos en esa universidad estadunidense, según cifras oficiales.
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